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Gestión del Aprendizaje

Para preparar a nuestros alumnos para el futuro complejo que enfrentarán, en medio de un mundo cambiante que cada día nos enfrenta a nuevos desafíos y nos impulsa a adquirir competencias globales, el Colegio ha emprendido una búsqueda de mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje y desarrollar una cultura en que el pensamiento sea uno de los pilares de su formación.

En este camino hemos ido incorporando y potenciando propuestas metodológicas, que permitirán que nuestros estudiantes  desplieguen las competencias que necesitarán para desenvolverse en el mundo de hoy, como son: la colaboración, el pensamiento crítico, el pensamiento creativo, la comunicación, la ciudadanía y el carácter, ayudando a formar este «hombre nuevo para una nueva comunidad».


 

II° Ciclo | 3° y 4° básico

En 3° y 4° básico, el trabajo pedagógico se enfoca en fortalecer la autonomía escolar mediante el desarrollo progresivo de funciones ejecutivas como el control inhibitorio, la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva y la resolución de problemas. Estas habilidades se abordan de forma transversal a través de juegos, rutinas y actividades prácticas, permitiendo que los estudiantes enfrenten con mayor seguridad los desafíos académicos y cotidianos propios de su etapa.


 

III° Ciclo | 7° y 8° básico

En 7° y 8° básico se promueve la autonomía escolar a través de la estrategia de estudio PLEMA y el desarrollo de funciones ejecutivas como el control inhibitorio, la organización y la planificación. Esto les permite a los estudiantes aprender de forma más ordenada, reflexiva y autónoma, mejorando su rendimiento y preparándolos para futuros desafíos académicos.


 

El aprendizaje autónomo es uno de los principales desafíos educativos actuales, entendido como la capacidad del estudiante para gestionar de manera consciente y responsable su propio proceso de aprendizaje (Zimmerman, 2000). Promover esta autonomía requiere desarrollar habilidades como la regulación de la conducta, el pensamiento estratégico y la reflexión sobre el propio desempeño, formando estudiantes activos y capaces de enfrentar retos académicos y personales.

Un pilar esencial en este proceso es el desarrollo de las funciones ejecutivas, conjunto de habilidades cognitivas que permiten planificar, organizar, regular emociones y pensamientos, mantener la atención y adaptarse a diferentes situaciones (Diamond, 2013). Estas capacidades son fundamentales no solo para el éxito académico, sino también para la adaptación social y emocional, y comprenden habilidades como la inhibición, memoria de trabajo, planificación y flexibilidad cognitiva.

Asimismo, el dominio de técnicas y estrategias de comprensión y procesamiento de la información —como resúmenes, esquemas y mapas conceptuales (Weinstein & Mayer, 1986)— favorece un aprendizaje significativo, facilitando la organización de ideas y la consolidación de aprendizajes duraderos.

De manera complementaria, fomentar la metacognición permite a los estudiantes reflexionar sobre sus propios procesos de aprendizaje (Flavell, 1979), planificando, monitoreando y ajustando sus estrategias para lograr mayor autonomía y eficacia.

Reconociendo que el aprendizaje se construye en interacción con el entorno, es fundamental fortalecer la triada colegio-familia-estudiante. La participación activa de los apoderados refuerza los hábitos de estudio y la  motivación (Bronfenbrenner, 1979), por lo que el colegio, a través del Departamento de Psicopedagogía y Educación Diferencial, implementará una plataforma de apoyo para las familias, ofreciendo estrategias prácticas, materiales didácticos, talleres y retroalimentación permanente, promoviendo así una comunidad educativa cohesionada y comprometida con el desarrollo de la autonomía escolar.