El Corpus Christi, que en latín significa “cuerpo de Cristo”, se celebra sesenta días después del Domingo de Resurrección para conmemorar la institución de la Sagrada Eucaristía.
El origen de esta celebración radica en el milagro que ocurrió en 1263 en Bolsena, Italia, cuando un sacerdote dudó acerca de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Lo anterior ocurrió porque mientras dividía la hostia santa, durante la celebración de la misa, vio el corporal lleno de sangre que brotaba de las sagradas especies.
La religiosa Juliana de Cornillon se animó a celebrar esta fiesta en honor del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en el año 1208 y más tarde, en 1264, el Papa Urbano IV instauró la fiesta del Corpus Christi.
Recordemos que la Comunión (“común-unión”) es la unión de Cristo con nosotros y la unión de nosotros con Cristo. La Eucaristía es el centro de la vida de la Iglesia, su columna vertebral, la presencia real de Jesucristo entre nosotros. Es el gran tesoro de la Iglesia y de cada uno de nosotros como cristianos.
Si todos los miembros de la Iglesia nos alimentamos frecuentemente del Cuerpo y la Sangre de Cristo, estaremos unidos íntimamente a Él y nos fortaleceremos, uniendo así a toda la Iglesia.
“Si el sarmiento permanece unido a la vid, dará mucho fruto y su fruto permanecerá” (Jn 15)
Los invitamos a estar en comunión con Cristo y a recibirlo en forma especial esta semana. Tenemos la posibilidad de vivir la eucaristía a distancia y podemos asistir en forma presencial en algunas parroquias. ¡No olvidemos que Cristo siempre nos espera y quiere permanecer en el centro de nuestras vidas!
¡Cada vez que podamos comulguemos! Dios siempre nos ganará en generosidad de gracias.